Y sí, sigo en Valledupar.
Acá despedimos el año viejo en familia, varios musiclistas juntos. La tradición nos llevó a elaborar nuestro año viejo a como de lugar: forma humana y tamaño real, y a quemarlo con pólvora y todo incluido, para que el fuego se llevara lo malo del 2012 –aunque muy malo no ha sido el pobre.